Dejaré que los periodistas se expresen mal
Dejare que los políticos modifiquen el lenguaje
Dejaré que papá Noel sea la estrella de la televisión
No me quejaré del precio del pan dulce, el cordero y las frutas
No me quejaré del calor, porque es verano y así debe ser
No me quejaré de las veredas de la avenida Ricardo Balbín
Disfrutaré mirando el cielo estrellado, los planetas y la constelación de Orión.
Disfrutaré El privilegio de estar vivo
Dando gracias a Dios, por el privilegio de estar vivo
Y la alegría de este “oficio”,
de ser feliz con que respiro;
el gozo de poder probar, que se puede vivir
Sin hacer caso de la publicidad
Y las pautas sociales.
que no son de ahora, son las de antes, aunque pongan el lenguaje en otro envase.
Las frases dominantes, de ayer,
hoy llegan por la TV directa a su hogar, nos sirven la prosperidad y nos venden en cuotas el buen pasar “bienvenido a lo que queres”,
solo quedamos al margen, los líricos eternos, voluntarios exiliados,
resistentes a todo lavado, negado a vivir de acuerdo a un catálogo.
En la Colonia Perfección aprendí, que si el sol se oculta
en el ocaso, vuelve a aparecer al día siguiente,
Que el horizonte no es un edificio de cemento y el humo de una chimenea la nube
que tapa las estrellas.
Mañana será otro día.
Concepción del Uruguay, Entre Ríos, Argentina
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