Allá por mil ochocientos, unas naves de Inglaterra
Llegaron hasta estas tierras, pretendiendo una invasión,
Más mujeres de corazón y unos patriotas valientes
Los quemaron con aceite, dándoles un escarmiento;
Hoy la planearon mejor y con armas diferentes,
Pues mujeres complacientes y patriotas mal nacidos,
La invasión han permitido para no estar “atrasados”.
El idioma ha deformado, hoy se habla “for export”
Entra por la televisión, la música y las modas,
Las costumbres desacomoda, la moral han relajado;
Los jóvenes son drogados, dice la crónica a diario,
Y hasta en el club del barrio, eligen un “mariposón”.
Al amparo de negocios instalados legalmente,
Circulan muy fácilmente, paco, droga, alcohol,
Timba, prostitución, para mal de la sociedad,
Convirtiendo la ciudad, en un reino de corrupción.
La libertad de expresión es un verso muy usado,
De ese modo descarado muchos diarios y revistas,
Defienden a los “artistas”, porque amparándose en ella
La pornografía es estrella en nuestra televisión.
¿Se acabo nuestra cultura y nuestra forma de ser?
Todo es cuestión de esperar, lo que Hernández supo decir
“Mas Dios ha de permitir que esto llegue a mejorar,
Pero se ha de recordar, para hacer bien el trabajo,
Que el fuego pa calentar, debe ir siempre por abajo.
Pero ponga su esperanza en el Dios que lo formo,
Y aquí me despido yo que he relatao a mi modo
Males que conocen todos, pero que naides contó
(Martín Fierro)